Emprendedores
3 pasos para probar tu producto o servicio
Es el momento de experimentar con tu prototipo en el mercado real y hacerle las mejoras necesarias.
Un problema al que suelen enfrentarse la mayoría de los emprendedores es a que después de meses de trabajo descubre que su producto o servicio no es lo que los consumidores necesitan o quieren. Por esta razón, en 2011 surgió una metodología llama “lean startup” que invita a los emprendedores a validar constantemente sus productos y servicios en el mercado, haciendo las modificaciones necesarias para ajustarlo a las necesidades de sus contribuyentes.
Utilizando este modelo como base, la idea es salir a pedir la opinión de usuarios, compradores y aliados potenciales de forma que puedas elaborar un prototipo básico que podrás ir mejorando conforme obtengas más información.
El proceso de experimentación, evaluación y pivote que supone este método de trabajo puede aprovecharse en distintos aspectos de una startup. Por ejemplo, en lo que respecta a la proveeduría y la logística, hablar con proveedores potenciales puede ser útil porque si logras convencerlos de tu idea y comprobarla a pequeña escala, ellos podrían reconocer el potencial de tu negocio y empezar a tratarte como una empresa mucho más grande o por lo menos guiarte para definir hitos que te permitirán acceder a mejores condiciones.
En el caso de que tu modelo de negocio involucre propiedad intelectual, es crítico que asegures su protección y, en consecuencia, vale la pena que desde el principio inviertas en abogados que la registren para hablar de tu idea libremente. Por otro lado, en lo que respecta al uso de tecnología y software de gestión, si bien tu operación comenzará a escala reducida, conviene que definas desde el inicio en qué momento del desarrollo de tu startup necesitarás una solución más robusta para planificar y estar preparado.
Estos son los pasos para lograr una operación que te encamine a las ganancias:
1. Experimenta. Es importante que definas la premisa de tu modelo de negocio basado en las necesidades de tu cliente, a partir de la investigación, la observación y el análisis.
2. Evalúa. Durante la fase de recepción de resultados, debes medir y aprender todo el tiempo. Por ello es clave que definas las métricas fundamentales que indicarán si tu producto o servicio está funcionando. De otra forma perderás la valiosa oportunidad de enriquecer la premisa original de tu propuesta de valor para generar rentabilidad. Considera dimensiones realistas de mercado y define proyecciones de crecimiento viables.
3. Pivota. A la hora de modificar la solución para adaptarla a la necesidad de tu cliente, debes tener en cuenta cómo harás las calibraciones necesarias una vez que pruebas tu solución en el mercado. Aprende de la reacción que tiene el usuario al interactuar con tu producto. Recuerda: el cliente siempre tiene la razón.
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